FONDO PARA EL DESARROLLO DE LAS CULTURAS LOCALES

FONDO PARA EL DESARROLLO DE LAS CULTURAS LOCALES
El mecenazgo cultural es una conquista vigente en muchos países, menos en el nuestro. Es positivo en sí, aunque se han hecho contra él dos observaciones importantes: que privilegia la cultura urbana en lugar de la rural, y que así el Estado se abstiene de dar presupuesto para la cultura, es decir, insiste en su política de hace más de dos décadas, porque el sector Cultura no tuvo ni tiene presupuesto, por más que ahora sea un Ministerio y tenga a la cabeza una excelente titular.
Por esas razones, alguna vez lancé dos argumentos:
1) Es necesario mantener el Ministerio como entidad matriz de las culturas bolivianas como contraparte y representante de ellas en el país y en la comunidad internacional;
2) Es necesario crear un Fondo para el Desarrollo de las Culturas Locales.
El primero no necesita justificación; me referiré al segundo.
El Ministerio del ramo ha dado un paso conceptual muy importante al sustituir la palabra “Cultura” por “Culturas”, porque afortunadamente somos un país con una diversidad cultural profunda y sostenida en múltiples expresiones, desde la cocina y la fabricación de alimentos y bebidas hasta las artes. Sin embargo, el presupuesto del sector (o la ausencia de presupuesto) se ha centralizado en la sede del Gobierno, donde la cultura oficial ni siquiera cubre la ciudad de La Paz sino una parte del centro paceño. Hasta hace pocos años, el sur de la ciudad era un espacio huérfano de espacios culturales.
Las culturas precisan de una distribución democrática de fondos, que identifique a las culturas locales y les provea fondos para desarrollar sus expresiones. Una primera división de ellas debe hablar de: a) Culturas urbanas; y b) Culturas rurales. En ella está implícita la distinción entre a) Patrimonio Cultural Tangible o Monumental y b) Patrimonio Cultural Intangible, Inmaterial u Oral.
¿Cómo atender democráticamente todas estas manifestaciones? Creando un Fondo para el Desarrollo de las Culturas Locales. Culturas urbanas y rurales, tangibles e intangibles.
El sector privado puede ejercer el mecenazgo para proteger estas culturas, ya sea adjudicándose la gestión de monumentos arqueológicos o coloniales, ya la gestión de fiestas y testimonios de la cultura oral o inmaterial. De hecho, en este sector hay prestes, alféreces, fraternidades y otras instituciones del sector privado, que sostienen las fiestas. Pero esa actitud positiva debe ser complementada con una actitud cognoscitiva nueva: la de rescatar los saberes locales y darles posibilidades presupuestarias para su desarrollo.
Tomemos algunos casos: 1) La medicina tradicional en Curva; 2) La fabricación de instrumentos de cuerda en Aiquile; 3) La actividad de los bordadores en las culturas urbanas; 4) El arte de lutería e interpretación de música barroca y renacentista en la Chiquitanía; 5) La gastronomía en Chuquisaca, Potosí y Cochabamba; 6) El hip hop alteño; 7) La frabricación de balsas y souvenirs de totora en la cuenca del Lago Titikaka; y Los textiles del Norte de Potosí.
Estas culturas locales precisan fondos para desarrollarse y dan una pauta valiosa sobre el Fondo por crearse, que debe ser concursable, es decir, convocar anualmente a la presentación de proyectos urbanos y rurales, tangibles e intangibles, para su calificación y adjudicación de financiamiento. De este modo, cada año se garantiza la distribución equitativa y democrática de los fondos para el desarrollo de las culturas locales.
Las convocatorias del Fondo también están destinadas, por ejemplo, a proyectos artísticos, urbanos y rurales: un festival de cine, de teatro; una feria del libro; un proyecto editorial cartonero; artes escénicas; fiestas patronales; peregrinaciones.
El Fondo puede ser un fideicomiso constituido con donaciones del sector privado y público y de la cooperación internacional, con una ventaja importante: no es lo mismo adjudicar 100.000 dólares a una sola actividad, como un festival internacional de cultura, que 15.000 dólares a varias culturas locales.
Con la creación del Fondo, se puede armonizar la asignación de presupuesto público y mecenazgo al desarrollo de las culturas locales.
EL RESULTADO DE ESTAS GESTIONES ES EL DESARROLLO DE UNA CONCIENCIA PATRIMONIAL.